Un viejo bar de copas en desuso, ubicado en el comercial barrio de Galvany, debía ser transformado en una tienda de joyas moderna y sofisticada. El punto de partida es un profundo análisis de la esencia de la marca, con una gran identidad previa basada en el on-line. La idea es trasladar ese carácter único a un espacio físico, y convertirlo así en el alma de la marca.

De ese modo, la reforma se basa en potenciar las texturas sobre un mismo tono claro, donde el producto es el protagonista. Como único elemento adicional, se utiliza el arco para dar respuesta a las diversas necesidades de la tienda. El arco, en repetición, aporta armonía, equilibro y pureza, atributos propios de las joyas y que, junto a la iluminación estratégica, presiden el nuevo espacio.